"Mi Puma", para muchos una simple pelota


A simple vista podrán ver una pelota en el césped. Césped que puede ser de una canchita del barrio, un fondo de patio o cualquier otro lugar verde donde se pueda utilizar ese elemento redondo para robarnos momentos de alegría, peleas, emociones y buenos recuerdos.

Sin embargo para mí esa pelota es mucho más que una simple pelota de fútbol, es un regalo de mis abuelos para mi cumpleaños número 12. Fué mi primer gran pelota, porque si bien tuve otras, esta era como la que siempre soñé, la que veía y decía... "yo quiero jugar con esa", "La Puma", la oficial del fútbol chileno.

Casi sin pensarlo fue mi primer amor, dormía con ella al lado de la cama y cuando me levantaba tomaba la leche a los apurones y me iba corriendo al patio a hacer jueguitos, porque dentro de mi casa no me dejaban. Si se me rayaba la limpiaba con un trapito y tenía cuidado de no jugar en cemento para que no se gaste... Fueron varios días de esta misma rutina, hasta que con el correr del tiempo me fui cansando y empecé a buscar nuevas maneras de disfrutarla y compartirla, porque no voy a negar que los primeros días era sólo mía.

Y así llegó mi primera prueba de fuego. Fue cuando mis amigos me invitaron a jugar al fútbol en la canchita de uno de los primos de Pedro ( mi mejor amigo), que quedaba a media cuadra de casa, y me dijeron que lleve "La Puma", que era la mejor de todas. Y ahí cambió el sentido de verla y disfrutarla...

Esa canchita dejó de ser un espacio de diversión y se transformó en el lugar donde todos quería ir a jugar con mi pelota (y después conmigo), donde nos encontrábamos todos los días a la mañana a jugar penales, partidos, mareaditas y cualquier otro juego que implique el uso de ella, La Puma.

Los meses pasaban y la pelota no mostraba signos de desgaste: estaba intacta, brillaba, seguía igual de redondita como los primeros días. No está demás aclarar que cada vez que volvía a casa la limpiaba y la acondicionaba para que al día siguiente esté reluciente como si fuera nueva.

Es por esto que cuando veo esta foto no veo ni la pelota, ni el césped, sino los partiditos, los penales, las peleas, las cocas que nos tomábamos después de cada partido, mis amigos, mis rivales, mis raspones, en fin... mi infancia.

Más allá de la imagen y de lo que despierta en cada uno que la observa, lo interesante es que todos tenemos una historia diferente para contar, un recuerdo que manifestar y un sentido que compartir.

Esta es la historia de mi Puma, ¿Cuál es la tuya?

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