La aparición (y la difusión creciente) de Internet está generando nuevas formas de subjetividad e íntersubjetividad. En el espacio de la red mundial de computadoras (ciberespacio) aparecen nuevos tipos de lazos interpersonales, que a la vez se proponen como polos de indentidades y construcciones subjetivas.
Pero no solo la conexión, también el espacio físico con su infraestructura, diseño, insumos y ambientación; en su mayoría con una música acorde y luces adecuadas, hacen sentir al sujeto la sensación de estar en “otro mundo”, un mundo donde su identidad cotidiana puede desaparecer por el tiempo que lo desee y crear otras según lo requiera la circunstancias.”
Por ahora el de “Matrix” no es mas que un mito, pero resulta cada mas sencillo imaginar para muchos un mundo cada vez mas ciberculturizado, por no decir que el mundo de la cibercultura se terminara instalando definitivamente hasta reemplazar a la cultura del mundo cotidiano.
Cuál es el sentido que se le da a esa nueva configuración del espacio real virtual desde dónde los jóvenes piensan y estructuran sus formas de estar y experimentar el nuevo espacio a partir y en el cual consumen, viven, se recrean y crean sentido.
Por ahora, nuestra cotidianidad asiste a la convivencia de estos dos mundos y de estas diferentes categorías de tiempos y espacios que a medida que progresivamente vaya avanzando la cibercultura se irán apoderando de nuestra realidad cotidiana.
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